bookmark_borderLas galletas de cemento de Google

GalletasPeter Fleischer, Consejero de Privacidad de Google, ha anunciado en elblog oficial de la empresa que las cookies que utilizan van a expirar automáticamente a los dos años. Esta decisión llega tras la petición de información de la Unión Europea a la que contestó poco menos que “soy tan grande que me da igual”.

Algo debe haber cambiado para que Google varíe su política, y en el texto podemos ver alguna pista: tras haber recibido impresiones de sus usuarios y de abogados expertos en privacidad, han concluido en que sería bueno para la intimidad acortar el período de vida de éstas, siempre y cuando puedan mantener la usabilidad del sitio sin obligar a los usuarios a introducir de nuevo sus preferencias cada vez que lo utilizan.

No hace mucho que Google ha salido muy mal parado en el informe de Privacy Internationalreferente al respeto a la privacidad que incluye a veinte empresas de Internet, lo que es motivo de más para empezar a preocuparse. También el consejo de los abogados ha debido influir, tras la posición adoptada por la Unión Europea al recibir la respuesta a su petición de información.

El rebajar el tiempo de permanencia de las cookies en los ordenadores a ese período de tiempo tampoco es que sea como para tirar cohetes, ya que el mismo Fleischer explica que las cookies expirarán siempre que el usuario no vuelva a visitar Google en esos dos años.

Esto me hace afirmar que la fecha de expiración de la cookies llamadas permanentes no es importante. ¿Por qué? Suena muy duro y excesivo que te las coloquen con fecha de expiración del año 2038, pero… ¿qué diferencia hay con lo que viene, si la cookie va a ir renovando la fecha de inicio de esos dos años cada vez que entro en Google? En realidad se trata de una cookie más que permantente yo diría perpetua. El resultado final es el mismo. Lo cierto es que después del análisis sosegado de este anuncio no cambia nada en realidad en la política de privacidad del coloso.

Sumado este detallito a la torticera interpretación que hizo el día 11 de julio en el blog de política pública de Google me fío cada vez menos de lo que cuenta este tipo. Es para no perdérselo, puesto que utiliza la Directiva europea de retención de datos, aplicable a los proveedores de servicios de comunicaciones electrónicas, para justificar la acumulación de perfiles de usuarios teniendo como punto de partida los logs de servidor que se registran en las búsquedas. Quizá le fuera aplicable por otros servicios que presta, por ejemplo el Google Talk, y habría que deternerse a analizar en profundidad, pero no desde luego al buscador.

¿Nos seguimos creyendo a pie juntillas el principio de su código de conducta donde dicen “don’t be evil”?

bookmark_borderUn sex-shop de Second Life demanda a un jugador

SecondLifeYa dije que estaba pensando en poner una asesoría en Second Life, y no iba desencaminado. El único problema es que este pleito se va a ventilar en un tribunal del mundo real, en Florida. He leído en Vnunet que un propietario de un sex-shop virtual ha demandado a otro jugador porque vendía “aparatitos” cuyo diseño le pertenece. Claro, pierde ventas el amigo, y como en la vida real, toca demandar si uno quiere hacerse respetar. También aparece el asuntillo enWired.

En Second Life se ganan buenos dólares haciendo negocios de lo más variopintos. Resultado: donde hay dinero, hay problemas. Estas relaciones comerciales supongo que adquieren matices parecidos a los del mundo real. Desconozco si hay mucha conflictividad, pero no estaría nada mal apuntarse a jugar este veranito y ver cómo funciona.

Para los escépticos que lean esto, unos pequeños apuntes sobre este mundillo:

– la Universidad de Barcelona imparte clases;

– hay empresas de marketing dedicadas (Secuoyas, p.e.);

– la policía de Vancouver (Canadá) lo utiliza para reclutar aspirantes;

– Bershka, del grupo Inditex, tiene tienda;

¿Habrá que especializarse en derecho del mundo virtual?